lunes, 25 de enero de 2016

Borgen

No creo ser un recién llegado en estos avatares de la política y, sin embargo, no puedo ocultar cierto grado de perplejidad ante lo que está ocurriendo. Empiezo a sentirme atónito.
Por consejo de un amigo muy querido, y aprovechando las nuevas posibilidades que me da la televisión de pago, único vicio que permito en estos tiempos, felizmente alejado, como estoy, de toda clase de substancias que pudieren afectarme negativamente, me descargué las tres temporadas completas de "Borgen", una serie danesa que describe las interioridades de la política parlamentaria de Dinamarca. Te gustará, me dijo, y a lo mejor comprendes lo que puede suceder en España. Esto me lo dijo, tras las elecciones del 20d, que tan embrollado resultado han tenido. A lo largo de las vacaciones de Navidad, que este año han sido inusualmente largas después de la "graciosa" devolución del gobierno de los dias de vacaciones y libre disposición, que graciosamente nos había robado a los funcionarios públicos don mariano Rajoy Brey, he podido ver todos y cada uno de los capítulos de cada una de las tres temporadas, y además en versión original subtitulada, lo que me ha servido para corroborar algo que intuía: el danés es un idioma dificilísimo y uno sentía alivio cuando por, la lógica del guión, la lengua el inglés, idioma que en Dinamarca, parece ser, que más o menos habla todo el mundo. De las dos predicciones de mi querido amigo la primera se cumplió absolutamente. La serie me ha gustado muchísimo y me enganché hasta la cuasi adicción con las andanzas y vicisitudes de Birgitte Nyborg, la líder del Partido Moderado, en las dos primeras temporadas, un partido ficticio, no existe ninguno con ese nombre en Dinamarca, de corte centrista que, sin tener mayorías, es esencial para la conformación estable de gobiernos. La serie, a mi juicio, es de excelente factura, con no demasiados medios, y un ritmo narrativo que engancha con facilidad. No puedo decir que la segunda predicción se haya podido cumplir por la sencilla razón de que Dinamarca no es España, ni siquiera se parece. Se trata de un sistema parlamentario que elige un cámara, El "Folketinget" de 179 escaños, de los que se reservan dos para Groenlandia y dos para las Islas Feroe, de manera casi absolutamente proporcional, la barrera para obtener representación es del 2%, lo que hace que, desde ¡¡¡1909!!! no ha habido un solo partido que haya podido gobernar sin el concurso de otros. Con una ley análoga en España los resultados e hubieran parecido a estos:
PP.........................................101
PSOE....................... ...........77
PODEMOS+confluencias.......72
Ciudadanos...........................49
UP-IU.....................................13
ERC-Catsi...............................8
DL...........................................8
PNV-EAJ..................................5
EH-Bildu..................................3
Otros......................................14
Lo cual hubiera dejado un escenario aparentemente análogo que no es tal, y que pone de manifiesto que la ley electoral solo perjudica a IU, como, por otra parte, ya sabíamos.
Por otra parte que España no es Dinamarca, la serie lo deja claro desde el principio ya que el primer ministro en el poder en el capítulo 1 pierde las elecciones porque, de manera un tanto abrupta, el líder de la oposición desvela que había habido un uso irregular de la tarjeta de crédito, oficial, del primer ministro en la compra de un bolso, mientras que aquí el PP, que no tiene sólo a un buen puñado de dirigentes implicados en tramas de corrupción, Gürtel, Púnica, etc sino que el propio Partido está procesado como tal, ha sido el partido más votado, y el segundo, el PSOE, tiene a sus espaldas una más que controvertida gestión en alguna de las comunidades que gobierna. ¿Dónde algo huele a podrido? ¿En Dinamarca o en España?.
Y una última reflexión al hilo de "Borgen", "El ala oeste de La Casa Blanca" o la propia situación española: Llamar a esto, en España o Dinamarca, en USA o en Filipinas, sistema democrático solo puede entenderse como un sarcasmo. Lo que votan los ciudadanos vale para poco.

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