martes, 23 de junio de 2015

Dignidad

Desconozco, todos desconocemos, como acabará el durísimo trance que se está obligando a pasar al pueblo griego. No sabemos hasta que punto tendra que rebajar Syriza sus posiciones, en una lucha desigual ante los poderosos del sistema. Sabemos, eso sí, que dentro de la propia Syriza hay un vivo debate, en el que yo no voy a entrar, no tengo ni elementos de juicio ni autoridad moral para hacer juicio alguno.
Lo que tengo es envidia, no de las penalidades de los trabajadores griegos sino de su capacidad para haber escogido un gobierno capaz de pelear con dignidad por sus intereses, sin arrastrarse ante los todopoderosos. Cada vez que un banquero frunce el ceño o se le abre la úlcera gastroduodenal, el pueblo griego triunfa, cada vez que un inversionista en un fondo buitre deja de conciliar el sueño vuelve a triunfar el pueblo griego. Como muchas veces afirmamos de la Revolución y el pueblo cubanos, pueden no ser nuestro modelo, porque las condiciones son muy diferentes, pero siempre serán nuestro ejemplo, ejemplo de dignidad y resistencia.
¡Qué diferencia con nuestros patéticos gobernantes! Ayer José Luis Rodríguez Zapatero, al que Mariano Rajoy Brey calificó de bobo solemne para ser luego, él mismo, más solemnemente servil ante quienes realmente detentan el poder.
Me gustaría ser griego y poder ir a manifestar el apoyo a mi gobierno a cualquier plaza. Pero no puedo, soy español y estoy condenado a ver como quien me gobierna se arrastra con los deberes hechos, recordándome al niño pelota, rastrero y chivato, que había siempre en cualquier aula de nuestra infancia, que se lanzaba en plancha para dejar constancia ante el maestro que el había hecho los deberes, buscando las migajas de que le dejara al cargo de la clase, cuando el maestro se ausentaba. Cada vez que oigo a Rajoy o a De Guindos recordarle a Grecia que ellos han hecho los deberes, recortando las pensiones y los derechos de los trabajadores y liquidando conquistas sociales que nos costaron años de lucha, y que los acuerdos hay que cumplirlos,  recuerdo al Gustavín de turno baboso y pelota hasta la naúsea.  Y lo que se vislumbra al lado no es más reconfortante: La exhibición, con el más puro american way of life, del candidato Pedro Sánchez, lo de la bandera casi es lo de menos, en el Circo Price con un mensaje que, pese a sus esfuerzos, no es ni siquiera socialdemócrata es para echarse a llorar.
Solo la Unidad Popular puede terminar con este estado de cosas mandando a los dos al banquillo , algunos nos hemos empeñado en ese objetivo y haremos lo posible para lograrlo. Otros bizquean, con un ojo miran encuestas con el otro su propio ombligo. En su alero está la pelota. Así lo señala Alberto Garzón en un artículo con el que, en líneas generales, estoy de acuerdo aunque matizaría, entrando más a fondo en algunas cuestiones como la hegemonía de la pequeña burguesía aparentemente izquierdista en las nuevas organizaciones políticas.

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