martes, 27 de julio de 2010

El 7 y el 14

El Espia Otomano opina:

Para un otomano, sea espía o cualquier otra cosa, la llegada del mejor catorce de la historia del fútbol, holandeses incluidos, al fútbol turco es una excelente noticia.


Se va del club blanco, con permiso de don Bolche, el jugador madridista de más calidad técnica desde la retirada de don Manuel Velázquez Villaverde. Si sumaramos lo recorrido, en metros, por estos jugadores a lo largo de su carrera deportiva el resultado sería inferior a lo que corre Usain Bolt en una tarde, en cambio si sumaramos, en kilómetros, lo recorrido por balones por ellos impulsados, siempre a los pies de un compañero o a un oportuno hueco, harían falta varios Tours de France. Cuando se habla, y probablemente con razón, del mérito de algunas canteras futbolísticas, se olvida que del paseo de la Castellana, ya veremos que ocurre con Valdebebas, a parte de los mentados artistas han salido cerebros como Vicente del Bosque, Ricardo Gallego o Rafael Martín Vázquez, jugadores que nunca dieron una zancada de más, si acaso varias de menos, y para los que el fútbol puede ser cualquier cosa pero nunca un deporte, jugadores capaces de llevar hasta sus últimas consecuencias la filosofía de Rogelio, un finísimo jugador bético de la decada de los sesenta que, increpado por su entrenador por su poco interés en un entrenamiento, respondió, casi sin inmutarse: "Correr es de cobardes". Nunca fue este tipo de artistas, lo siento Bolche pero es la cruda verdad, del agrado de la parroquia blanca que siempre, y eso demuestra una cierta incultura futbolística, ha preferido la testosterona a la inteligencia, a Pirri o Stielike, sin duda grandes jugadores y muy necesarios, a Michel o Juan Lozano, un extraordinario jugador español criado en Bélgica de efímera trayectoria madridista. Y es que el público que llena el Bernabeu, y vuelvo a pedir perdón, en general de fútbol entiende poco. De hazañas, épicas y remontadas mucho, y yo desde mi neutralidad profesional para estas cuestiones reconozco le emocion que producen esas gestas, pero de fútbol poco. Claro que tampoco entienden demasiado aquellos que, empezando por los que llenan el Camp Nou, consideran que el fútbol ramplón y soporífero del Barça en el que tras una centena de pases horizontales todo se resuelve con una genialidad de Leo Messi, es lo nunca visto, el dream team, lo mejor de lo mejor. Jugadores como Guti están condenados a no ¿triunfar? pero nunca a fracasar, porque están destinados a paladares delicados, que son, o mejor somos, muy pocos. Somos los que preferimos a J. S. Bach a los Rolling Stones, al Knockando de veinte años al Dyc segoviano, al caviar del Caspio a las huevas de mújol, a la Veuve de Clicquot a la del Gaitero, al jamón de pata negra a la mortadela con aceituna. La afición blanca pierde un jugador del que nunca supo disfrutar.
Tambien abandona la entidad un jugador de características completamente diferentes y al que la afición, y merecidamente, ha adorado y aún sigue adorando. Un auténtico profesional capaz de suplir sus deficiencias técnicas, que tampoco son muchas puesto que es un jugador que va bien con las dos piernas, aunque es zurdo, y se defiende bien con la cabeza, con un tesón envidiable y una capacidad de trabajo incontestable. Un jugador con una extraordinaria intuición que le ha hecho aparecer siempre en el lugar adecuado. El mítico Siete Raúl González Blanco
A mi jucio, sigue siendo un jugador necesario para los blancos, jugara muchos minutos o pocos, porque es de los jugadores que portan el ADN de los blancos, ese que les convierte en ganadores por encima de todo, ese que nunca, por más que lo lleva como nadie, podrá transmitir el catorce del que antes he hablado. Raúl ha sido objeto de una de las más abyectas campañas de la, siempre, mediocre prensa deportiva, se le ha culpado de los males de entrenadores incompetentes en su club y de seleccionadores, y en Turquía se conoce el paño, con un ego del tamaño de Santa Sofía de Estambul. Los números de este muchacho, al que su perfil discreto también ha perjudicado, son ya mareantes, pero sin la mezquindaz de algunos serían estratosféricos.
Se despiden del fútbol español dos jugadores que, sin duda, han hecho historia.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

De fútbol poco entiendo y ni siquiera me gusta (por supuesto, soy del Madrid, como todos en casa) pero sí recuerdo que mi padre (comunista y madridista, no sabría decir en qué orden) contaba que siempre que Lozano hacía un buen partido internacional y le entrevistaban terminaba dedicándole el triunfo a los emigrantes españoles en Europa y hacía algún comentario que podía entenderse como una crítica al franquismo. Durante la siguiente semana salían en la prensa (no sólo la deportiva) velados comentarios acerca de la supuesta homosexualidad de Lozano y del malestar que ocasionaba en el vestuario blanco.

Antonio Flórez dijo...

La respuesta de Rogelio define perfectamente la tradición de la que, efectivamente, Guti es brillante continuador: la de don Manuel Velázquez, citado en la entrada por usted, señor espía. De aquel ínclito, probo y nunca bien ponderado 10 del Real Madrid recuerdo siempre una anécdota potagonizada al alimón con otro 'don' ilustre del madridismo, don Amancio Amaro Varela, de sobrenombre 'El Gallego Brujo'.

Cuentan que estaban ambos genios siendo entrevistados en televisión, en un programa deportivo, y hacia el final de la conversación el periodista les preguntó a ambos que si pensaban que saldrían de titulares en el próximo partido. El pudor y la corrección en aquella época marcaban una respuesta impregnada de modestia, del tipo "bueno, eso es el entrenador quien debe decidirlo, nosotros estamos a sus órdenes...". Sin embargo, ambos miraron al entrevistador con cierta condescendencia y dijeron: "pues sí".

Genio y figura.

Un saludo.