miércoles, 7 de abril de 2010

Impresionante Messi

He escrito, en el título, Impresionante, es el calificativo que primero me ha venido a la cabeza, quizás porque viendo el partido de ayer me impresionó. En mi madridismo radical, confesadamente forofo, soy un auténtico heterodoxo porque no soy, en absoluto antibarcelonista, es más le tengo un cierto grado de simpatía, al fín y al cabo comparten con nosotros valores para mí muy estimables como la prepotencia, el abuso de posición dominante, y la validez de cualquier método para conseguir el triunfo, y de hecho, de existir el villarato, algo que, sinceramente, dudo, habría que ponerlo en el haber de la gestión en los despachos, tan importante o más que lo que ocurre en el terreno de juego, nunca en el debe. Puedo presumir, y a menudo lo hago, de haber aplaudido a Cruyff, con el corazón roto el día del 0-5, de haber aplaudido a Maradona, después de una jugada en la que llegó a driblarse a sí mismo, y no estaba presente pero hubiera aplaudido a rabiar cuando Chamartín se rindió al mejor Ronaldinho. Con esos antecedentes no es de extrañar que proclame mi admiración por Messi, al que sólo le encuentro un defecto: No es jugador del Madrid, aunque quien sabe, puede ser un defecto subsanable, al fin y al cabo si las aspiraciones políticas del actual presidente del Barça, señor Laporta llegan a buen puerto, no veo a un jugador de ese calibre, de esa talla, de esa grandeza, jugando una Liga con el Espanyol como máximo rival, y el Nastic, Lleida y Girona, en el segundo nivel, el ejemplo del Mónaco, jugando la Liga Francesa, no cuela. Y esa admiración se transmuta, no en miedo, pero sí en cierto respeto y preocupación, de cara al partido del sábado. Un partido que no va a ser nada fácil para nosotros, y menos con Messi en estado de gracia. Alguien puede pensar que estoy poniendo la venda antes de que se produzca la herida, y algo de eso hay. Creo que Pellegrini está haciendo un extraordinario trabajo, pase lo que pase al final de temporada, construyendo un equipo desde una suma de nombres, buenísimos todos ellos pero a los que hay que encajar, y eso lleva tiempo. Y me voy a permitir una última heterodoxia madridista: Me encantaría, sin ironía de ningún tipo, que un jugador como Messi levantara la Copa de Europa en el estadio Santiago Bernabéu, el mejor marco posible para un extraordinario jugador. Me hubiera gustado, a que negarlo, que hubiera sido Casillas quien levantara el trofeo pero eso es imposible. Aunque es, a día de hoy, complicado, tengo alguna posibilidad de tener entrada para la Final, si es así aplaudiré, a rabiar, al Barça porque, francamente, con el Inter no cuento. Me encuentro, ahora mismo, como aquel aficionado al mus que afirmaba disfrutar perdiendo, para a continuación afirmar: ¡ganar tiene que ser la hostia!
El sábado veremos, a pesar de Messi:
¡Hala Madrid!

1 comentario:

Paco Piniella dijo...

Traidorrrrr yo no quiero a Messi porque como dicen que es Dios, qué va a querer un ateo y rojo como yo, acabar con los dioses.

Ala Madrizzzz