viernes, 20 de marzo de 2009

Marifé de Triana

Con el paso de los años, y uno no hace mucho que cumplió, si las cosas van razonablemente bien, el primer tercio de su vida, empieza a pasarse por el arco del triunfo determinada clase de tópicos. Hace ya mucho tiempo, cuando algún indocumentado, y era la época en que a mí me gustaba el fútbol, presumiblemente, o así se lo había hecho creer alguna abuela bienintencionada, ingenioso e inteligente, hacia referencia a mi pasión madridista, pasión que sigo manteniendo a pesar de que unos desaprensivos han conseguido eliminar todo lo que, el fútbol tenía de arte para convertirlo en un deporte, y a la contradicción que podía suponer el ser madridista y el ser comunista, solía ,de forma razonada educada y cortés, mandarle a hacer puñetas, y si estaba de buen humor intentaba sacarle de su error aportando profusión de datos, entre los que cabría destacar el hecho de que el Madrid fue uno de los que más sufrió con la derrota republicana, quedándose con la mitad de la plantilla en el exilio, cuando no en prisión o asesinados, tampoco se puede olvidar que el hoy At. Madrid, fue el equipo del arma de Aviación, y que el F.C. Barcelona se convirtió en el refugio del grupo social más abyecto de Cataluña, el llamado grupo catalán de Burgos, es decir los catalanes, casi todos procedentes de la Lliga de Francesc Cambó, que no tuvieron reparo alguno en apoyar al fascismo, sin olvidara que hasta mediados los años cincuenta, con la llegada de Alfredo de Di Stéfano, los blancos no rascamos bola.
Intentar negar, por otra parte que los triunfos del Madrid en los años cincuenta vinieron muy bien al régimen, cuando éste intentaba desesperadamente homologarse, sería negar lo evidente, pero construir una correspondencia biunívoca entre madridismo y fascismo es de una penuria intelectual lamentable, lo mismo que crear una mitología de los perdedores. Los perdedores pierden, y los comunistas, al menos yo, lo que aspiramos es a ganar, este argumento no me canso de repetirlo.
La burricie fascista es transversal y en nada se distinguen entre ellos los UltaSSur, Frente Atlético, Boixos Nois, Brigadas Blanquiazules y otros homínidos . Y gente decente, lo cual no siempre quiere decir de izquierda, también la hay en la extrema izquierda, la hay aficionada a las cosas más variopintas.
Pero es de otro tópico del que me ha costado más salir del armario, y es aquel que, al igual que ocurría con el madridismo identifica la Copla Española con el franquismo. Durante muchos años, al menos desde que yo he tenido uso de razón político, si es que lo he tenido alguna vez pero esa es otra cuestión, lo elegante si uno era de izquierdas es que su música preferida fuera la culta (o si se prefiere clásica, término que a mi no acaba de convencerme) y a continuación la comprometida, de cantautor, en línea con los grandes cantantes francófonos de izquierda, Moustaki, Brassens, Brel, Ferre, Ferrat, etc. Si además, y aquí me refiero al estamento masculino, se era capaz de cantar, aunque fuera mal, en francés con acento convincente cargado de guturalidad en las erres, las posibilidades de éxito entre el estamento femenino, que en el fondo, al menos en el mío, era de lo que se trataba, crecían notablemente. Saber sacar algún sonido a una guitarra acercaba la situación a una posibilidad de intercambio de fluidos, algo milagroso en aquellos tiempos. En los círculos políticos en los que yo me movía, supuestamente ortodoxos, tampoco estaba especialmente bien vista la música venida del Reino Unido o los USA, excepto el jazz etiquetada genéricamente como Rock'&'Roll (etiqueta no muy exacta) con el argumento de que era una música disolvente, con letras intrascendentes y vanas, cuando lo que realmente ocurría, es que , a diferencia del francés, aquí el inglés no lo hablaba ni dios. A mediados de los setenta comenzó a ponerse de moda el cante jondo entre los intelectualmente aceptables, no sospechosos de connivencia con el franquismo . La aparición de un cantaor , un tanto heterodoxo como Manuel Gerena pusó definitivamente en primera línea de combate el cante serio, y la progresía del momento, sin tener ni puta idea, pronto comenzó a hablar de soleas y martinetes como si tal cosa. La copla, que en definitiva era la derivada popular del flamenco, sin embargo siguió con su etiqueta de caspa adherida al franquismo. En mi casa, mi padre, además de otras cosas, era un grandísimo aficionado a la copla española y se daba la circunstancia de que cantaba francamente bien. A él le debo mi afición, y un cierto conocimiento, tanto de la copla como de su historia. Así pude conocer de primera mano que Angelillo había cantado en numerosas ocasiones para levantar, o al menos intentarlo, la moral de los milicianos, en primerísima línea de fuego, al igual que la Niña de la Puebla
Con unos memorables Campanilleros. Si bien la actitud posterior no fue igual, sin que vaya yo a criticar nada porque cada cual administra como puede sus miedos. Uno hubo de exiliarse y hasta bien entrados los años 50 no volvió a España, y siempre esporádicamente, y la otra se acomodó, y muy bien, a los nuevos tiempos.
Con la muerte de Franco, y al irse recuperando algunas libertades, comenzaron a abrirse locales y cabarés llamados de ambiente, en los que artistas travestidos imitaban a las llamadas folclóricas, de forma francamente divertida todo hay que decirlo, y lo dice un servidor que terminó, en más de una ocasión, tomando la penúltima copa en el Gay Club del Paseo del Prado. En aquellos tiempos manifestar gusto por la copla además de identificarte políticamente, lo hacía sexualmente, aunque en mi caso errase en ambos supuestos.
A día de hoy, con toda la tranquilidad del mundo puedo manifestar que me encanta la Copla Española, y dentro de ella, para mi la más grande es Marifé de Triana
porque es la que consigue transmitir la intensidad dramática de los grandes compositores del género Quintero, León y Quiroga sin olvidarnos a Ochaíta, Valerio y Solano con todas las combinaciones posibles entre ellos e incluso otros que aquí no cito al hacerse interminable la relación.
Aquí os dejo un docena de temas inolvidables:
Maria de la O


León, Valverde, Quiroga

Torre de Arena


Llabrés, Gordillo, Sarmiento

Te he de querer mientras viva


León, Quiroga

Los besos que yo te di


Ochaíta, Solano

Romance de la Otra


Quintero, León, Quiroga

La Lirio


León, Ochaíta, Quiroga

Romance la Reina Mercedes


Quintero, León, Quiroga

La Parrala


León, Valerio, Quiroga

En el quicio de mi puerta


Murillo, Gordillo

Rosa de Capuchinos


Quintero, León, Quiroga

Quien lo había de pensar


León, Molina Molés, Quiroga

Señora vecina


Murillo, Segovia

2 comentarios:

RGAlmazán dijo...

Oiga D. Bolche, de fútbol no voy a hablar con usted, porque su siguidismo forofista merengue me impide, en momentos no muy buenos --fíjese con que tacto hablo--, hacer sangre de un amigo.
Pero sí quiero hablar de la copla. Y, que le vamos a hacer, lleva usted razón, la copla ha sido durante la era franquista --reconozcamos que durante ese tiempo, había personajes de una talla franquista considerable: Lola Flores, Manolo Escobar, Paquita Rico, Carmen Sevilla, etc.-- denostada. Y luego nos ha costado apreciar que dentro de la copla hay también mucha calidad. A mí, que me ha costado superar esa tara, porque la copla era por naturaleza franquista, me gusta su Marifé de Triana, pero prefiero la Concha Piquer que me parece la más grande.
Y ahí me tiene usted, de vez en cuando --pensando quien te ha visto y quien te ve--, cantando en la ducha Ojos verdes que es vergonzoso y no por cuestión ideológica sino por mi incapacidad auditiva y mi voz lamentable.

Salud y República

Paco Piniella dijo...

Don Bolche me parece muy bien. No puede ser que algunos no entiendan que se pueda ser de izquierdas y del Madrid... y además que se le pongan a uno las carnes de gallina escuchando a Marifé de Triana o a doña Juana Reina,... mu´bien.
Y hoy 3 golitos.